Hubo un tiempo en el que la tecnolog a invadi la mente. A todo ni o y al cumplir los veinticuatro meses de edad, se le insertaba un min sculo implante en su cerebro. Un ritual para la familia, en el que el beb adquir a una conciencia m s all de sus l mites corporales; una existencia colectiva. Un ser conectado al vasto ciberespacio y perteneciente a la nueva raza humana. Una poca donde la enfermedad mental inducida y el delirio artificial, producto del uso malintencionado de esa tecnolog a, atenazaba a una sociedad carente de esos principios que hab an regido su existencia durante milenios. ngeles y demonios surgieron de esa locura artificial y el quinto jinete cabalg sobre oc anos y tierras, en un mundo que hab a olvidado la palabra amor.
El ngel que contaba las estrellas es una historia de pasi n, una oda, un c ntico entre la realidad y la locura, de almas encontradas en el tiempo. Una cruel y dulce incursi n en el amor y en la p rdida de la raz n, inducida por la falta de moral y de tica del ser humano. Descrita en un tiempo venidero y con pasajes a otras pocas de la historia, esculpe un futuro cercano y previsible en una sociedad mermada por el hast o y la falta de esperanzas. El ngel que contaba las estrellas es un
thriller psicol gico. Se puede encuadrar dentro de g nero de la literatura fant stica y futurista. El n cleo principal de la trama gira en torno al futuro de la tecnolog a, los implantes cerebrales y esa otra realidad que en tiempos venideros nos har so ar con mundos ahora inalcanzables y, con otra parte m s oscura, que nos har cada vez menos humanos, aboc ndonos a la locura. Escrita con la dulzura propia de una historia de amor, hace hincapi en los sentimientos y en la conducta humana, dentro de una sociedad que ve como obsoletos conceptos como la pasi n y la entrega.
