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This title is printed to order. This book may have been self-published. If so, we cannot guarantee the quality of the content. In the main most books will have gone through the editing process however some may not. We therefore suggest that you be aware of this before ordering this book. If in doubt check either the author or publisher’s details as we are unable to accept any returns unless they are faulty. Please contact us if you have any questions.
La gran paradoja de la actual crisis economica -que debiera en realidad adjetivarse financiera- es que los hombres no pueden adquirir los bienes que efectivamente han producido. En otras palabras, podriamos decir que nos encontramos en una situacion de pobreza en medio de la superproduccion. Si consiguiera anclarse firmemente esta idea en los cerebros de las gentes, se habria dado el paso decisivo en el camino de la solucion del problema. Seria, en verdad, el primer paso, el paso esencial, el demostrativo de que toda la llamada ciencia economica no es mas que el farrago pretencioso y vacuo de un enjambre de payasos, llamados economistas, subvencionados las mas de las veces -directa o indirectamente, a sabiendas o, mas a menudo, sin saberlo -por los beneficiarios de la demencial situacion que padece el mundo.
En el mundo civilizado hay suficientes primeras materias, trabajo, maquinaria, mano de obra especializada, conocimientos cientificos y tecnologicos y, en general, riqueza suficiente para alimentar -mas aun sobrealimentar- a sus habitantes. No obstante, en ese mundo civilizado se producen, regularmente, ciclicamente, crisis economicas , paro obrero y su corolario: el hambre. La ciencia economica ortodoxa explica este fenomeno de los ciclos de prosperidad y crisis hablandonos de prosperidad ficticia y de exceso de produccion, y llega a la insolita conclusion de que es logico y natural que las gentes se mueran de hambre y miseria al lado de stocks desbordantes. Particularmente he llegado a la conclusion, de que la llamada ciencia economica moderna representa un fenomeno similar al de la pintura que los barbudos intelectuales hippies llaman ultramoderna y los arqueologos antiquisima. Es decir, que es un gigantesco bluff que casi nadie osa denunciar por temor a pasar por indocumentado, retrogrado, etc., ante la masa conformista reverenciadora de las ideas establecidas.
Por que, digase lo que se quiera, no es natural -luego no es posible- que la gente se muera de hambre y miseria por haber producido demasiados bienes de consumo.
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La gran paradoja de la actual crisis economica -que debiera en realidad adjetivarse financiera- es que los hombres no pueden adquirir los bienes que efectivamente han producido. En otras palabras, podriamos decir que nos encontramos en una situacion de pobreza en medio de la superproduccion. Si consiguiera anclarse firmemente esta idea en los cerebros de las gentes, se habria dado el paso decisivo en el camino de la solucion del problema. Seria, en verdad, el primer paso, el paso esencial, el demostrativo de que toda la llamada ciencia economica no es mas que el farrago pretencioso y vacuo de un enjambre de payasos, llamados economistas, subvencionados las mas de las veces -directa o indirectamente, a sabiendas o, mas a menudo, sin saberlo -por los beneficiarios de la demencial situacion que padece el mundo.
En el mundo civilizado hay suficientes primeras materias, trabajo, maquinaria, mano de obra especializada, conocimientos cientificos y tecnologicos y, en general, riqueza suficiente para alimentar -mas aun sobrealimentar- a sus habitantes. No obstante, en ese mundo civilizado se producen, regularmente, ciclicamente, crisis economicas , paro obrero y su corolario: el hambre. La ciencia economica ortodoxa explica este fenomeno de los ciclos de prosperidad y crisis hablandonos de prosperidad ficticia y de exceso de produccion, y llega a la insolita conclusion de que es logico y natural que las gentes se mueran de hambre y miseria al lado de stocks desbordantes. Particularmente he llegado a la conclusion, de que la llamada ciencia economica moderna representa un fenomeno similar al de la pintura que los barbudos intelectuales hippies llaman ultramoderna y los arqueologos antiquisima. Es decir, que es un gigantesco bluff que casi nadie osa denunciar por temor a pasar por indocumentado, retrogrado, etc., ante la masa conformista reverenciadora de las ideas establecidas.
Por que, digase lo que se quiera, no es natural -luego no es posible- que la gente se muera de hambre y miseria por haber producido demasiados bienes de consumo.