«Una obra rica, ambiciosa, compleja, burlona y poco definible,\nque valió a su autor en su época tanto fama como denuestos, y en\ntodas las demás épocas hasta hoy conocidas una ardiente admiración:\nel incomparable ritmo de su prosa, su ingenio inagotable, los\ninverosímiles juegos de palabras, la complicada estructura\nnarrativa, la negación absoluta de una concepción lineal del\ntiempo, su vibrante y aguda escritura y su originalísima\npuntuación, su irónica aplicación a la novela de teorías\nfilosóficas y científicas, su perfecto manejo de la parodia y sus\nnumerosas extravagancias y osadías sintácticas y tipográficas,\nhablan por sí solos de su modernidad y nos hacen ver como simples\nimitaciones, ya anticuadas, a demasiadas \“originalidades\”\ncontemporáneas. Tristram Shandy es mi libro favorito: es, a un\nmismo tiempo, la novela clásica más cercana al Quijote y a la del\nsiglo en que escribo; tanto su recuerdo como su frecuentación\nesporádica me producen un indefectible placer; puede abrirse por\ncualquier página, con asombro y sonrisa siempre. No creo haber\naprendido más sobre el arte de la novela que durante su traducción.\nSin duda, mi mejor obra.» Javier Marías

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